Es cierto, muchas de nosotras ni sabemos qué es… Pues lleva ya muchos años en el mercado mundial, y es una de esas cosas que, cuando se prueban, ya nunca se dejan de usar.
La copa menstrual es un recipiente que se inserta en la vagina durante la menstruación y en él se deposita el flujo menstrual. A diferencia de los tampones, la copa menstrual no absorbe la sangre, se queda contenida en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se vacía. Se fabrica en látex, silicona o plástico quirúrgico, es reutilizable y, con el mantenimiento adecuado, dura cerca de 10 años.
Hay diferentes tamaños dependiendo de nuestra edad, de si hemos tenido o no relaciones sexuales o partos. Lo que varía es el diámetro y la cantidad de flujo que puede contener. Hay copas mini, para chicas que acaban de empezar con su menstruación, y otras con más capacidad, otras más anchas, otras más largas….
No requiere vaciarse tan frecuentemente como los tampones o las compresas. Su capacidad es de 30 ml, que constituye la tercera parte del volumen de sangre que pierde una mujer en cada menstruación en promedio, por lo que puede permanecer hasta 12 horas sin necesidad de vaciarse.
Como es flexible (como la tetina de un biberón) se dobla, se introduce en la vagina, donde recupera su forma original, sellando y reteniendo el líquido. Después de unas horas, se extrae, se vacía y se limpia, a ser posible con agua, y se reinserta. No se nota, no duele y no huele. No desestabiliza la flora natural de la vagina ni la capacidad natural de auto-limpieza, no es incómoda de extraer durante los últimos días de la menstruación ni deja restos de fibras.
Al final del ciclo, además del lavado habitual con agua y jabón, se debe esterilizar, bien hirviéndola o bien con sustancias químicas que se venden específicamente para ellas, y ya está lista para guardarla en su bolsa hasta el siguiente mes.
No vamos a decir que sólo tiene ventajas, eso sería mentir. El tema es que las ventajas son tan importantes que superan, y con mucho, los pocos inconvenientes.

Vamos e empezar por la COMODIDAD. Nos permite emplearla por muchas horas, sin el riesgo de que la sangre traspase a nuestra ropa. Eso tiene además la ventaja añadida de poder decir adiós a las ropa interior de “esos días”, esas bragas grandes, viejas, feas. Con la copa menstrual no necesitamos ni tan siquiera un salvaslip, y podemos llevar con seguridad cualquier ropa interior o esos pantalones blancos que nos quedan tan bien. Eso por no hablar del verano, esos interminables días de playa o piscina, sin preocuparnos de tener “incidentes” a mitad del día y sin previo aviso.
Nos permitirá VIAJAR sin necesidad de parar a todo el grupo para buscar una farmacia o una tienda donde vendan algo parecido a un tampón, en países donde no existen. Y sin tener que emplear parte del escaso espacio de nuestra maleta en tampones y compresas que luego, a lo mejor, ni siquiera usaremos.
Podremos hacer cualquier DEPORTE con seguridad y comodidad, sin que la compresa nos roce. Si, también nadar.
Podemos usarla hasta 12 horas sin extraerla, algo especialmente útil en los últimos días de la regla, en que el sangrado es muy escaso, pero molesto, y también para dormir sin esos pañales nocturnos que son tan incómodos y antiestéticos como inútiles. Y todas recordamos la desagradable experiencia de extraer un tampón casi seco en los últimos días de regla, algo que con la copa menstrual no pasa.
Fabricadas en un material inerte como es la silicona, las posibilidades de que faciliten infecciones son nulas, lo que las hace mucho más HIGIÉNICAS que los tampones.
Es innegable que una de las mayores ventajas en la ECONÓMICA, ya que es un desembolso único para 10-15 años, lo que hace que en pocos meses se amortice de sobra.
Por último, y para las más concienciadas con el MEDIO AMBIENTE, la copa menstrual no genera desechos, no es contaminante.
Sus inconvenientes aunque pocos hay que conocerlos.
El más común es que la mujer aprenda a usarla correctamente, y eso sólo requiere un poco de práctica, normalmente todas aprendemos los pequeños trucos espontáneamente después de un par de ciclos usándola.

Al principio necesitarás unos días, puede que te resulte difícil… pero es cuestión de práctica. ¿Recuerdas la primera vez que usaste un tampón?.
Cuando la extraemos fuera de casa no siempre podremos vaciarla y lavarla, por lo que en ocasiones hay que reintroducirla vacía limpiándola con papel. En esos casos siempre puede ser útil usar toallitas húmedas o, si estamos de viaje en un país remoto, llevar una pequeña botella con agua al baño.
Y por supuesto, si no os hacéis con el manejo a la primera, no abandonéis. Buscad ayuda o consejo en amigas que ya lleven tiempo usándola, o con vuestro médico o ginecólogo.
Prácticamente todas las ginecólogas la recomendamos.
¡Os aseguro que no es difícil!.