¿Cómo despertar el deseo sexual?

 

En la última entrada de nuestro blog hablábamos de los problemas que nos trae la falta de apetito sexual. Y prometimos aportar las soluciones en este nuevo. Bien ahí van algunas ideas.

• AGENDA: Planifica tus relaciones sexuales. Todos los estudios sexológicos dejan claro que las relaciones sexuales no tienen por qué ser siempre espontáneas.

• PRELIMINARES: Cuídalos. Que no sintamos el deseo de forma espontánea no significa que no queramos tener sexo. Alargar y esmerarnos en los preliminares, retrasando de forma premeditada el momento del coito podremos conseguir que el deseo acabe apareciendo.

• ACTITUD: Sé sensual, siéntete sensual, con imaginación, recurriendo a prácticas que sabes son placenteras, y evitando las que no lo han sido en el pasado. Si eres creativa y tienes buena actitud merecerá la pena.

• ROMPE: con la rutina, crea situaciones nuevas, inesperadas (una cena, un viaje…..) que darán emoción y aventura al momento.

• EMOCIONES: debes elegir un momento emocionalmente estable. Los problemas emocionales no se solucionan en la cama.

• EL ORGASMO: Aunque para el hombre una relación sexual satisfactoria pasa por alcanzar el orgasmo, pero no siempre es así para nosotras. Así que no lo busques, déjate llevar y disfruta de la relación

• TERAPIA: con una terapia de pareja podrás mejorar la comunicación, eliminar rutinas e incorporar actitudes creativas e imaginativas, aprender a saber qué desea el otro, a excitarle, a motivarle, a sorprenderle, a proponer cosas nuevas.

• FÁRMACOS: no son muchos los fármacos que se han descrito para facilitar y aumentar la libido en la mujer, algo que ahora sin embargo está empezando a cambiar, para alivio de muchas de nosotras.

La terapia Hormonal Sustitutiva (THS) ha sido y sigue siendo un tratamiento muy eficaz para aliviar la falta de deseo sexual y, además, para favorecer que la relación sexual sea más placentera, ya que no sólo afecta a nuestra mente, si no que también favorece el flujo de sangre a nuestros órganos sexuales, haciéndolos más receptivos y sensibles.

Tibolona: empleada también como tratamiento coadyuvante de la THS en la menopausia, es tan eficaz como la THS y más segura.

Estrógenos vaginales. Tan eficaces en el alivio de la sequedad y falta de sensibilidad vaginal y sin los efectos escundarios de la terapia sustitutiva.

Andrógenos: con mucha eficacia pero muchas contraindicaciones, ya que no pueden/deben ser empleados en mujeres no histerectomizadas.

Ospemifeno: reduce el dolor en las relaciones sexuales ya que mejora el deterioro que se produce en la mucosa vaginal como consecuencia del déficit hormonal.

Fitoterapia: se están comercializando muchos preparados que contienen Maca Andina, extractos de Ginkgo Biloba y compuestos complejos que contienen L-Arginina, todos ellos productos naturales que parecen tener efectos positivos en el apetito sexual, frecuencia de orgasmo y la satisfacción obtenida.

* REJUVENECER: Hablamos de terapias “Antiaging” destinadas a rejuvenecer y restablecer la zona íntima de la mujer solucionando los problemas que ocasiona el paso del tiempo. Se trata de soluciones a la Atrofia Vulvovaginal y los síntomas que ello conlleva: sequedad vaginal, escozor, irritación.

Ácido Hialurónico inyectable: Ha supuesto un gran avance para ayudar a recuperar la satisfacción durante las relaciones sexuales sobre todo en la época postmenopáusica ya que hidrata y tonifica la región genital.

Tratamiento láser CO2. Cada vez es más utilizado en ginecología, favorece la formación de colágeno hidratando las paredes vaginales y la zona genital, y mejora el tono y elasticidad vaginal para restaurar, regenerar y restablecer el aspecto y funcionalidad de la zona tratada.

Fisioterapia de suelo pélvico: mejora la elasticidad y la musculatura perineal.

* HIDRATAR: Mejorar la hidratación vulvo-vaginal y la lubricación: con ello pretendemos romper el círculo vicioso de dolor con las relaciones sexuales (dispareunia) y la consecuente evitación de las mismas, mediante tratamientos locales con cremas hidratantes y lubricantes.

 

Como ves hay muchas terapias que pueden ayudarte.

No dudes en consultar con tu ginecóloga, no sufras, rompe el tabú hablando de ello y… ¡¡¡DISFRUTA!!!

Sexo ¿porqué no me apetece?

¿Porqué he dejado de “tener ganas”? ¿Y cómo puedo solucionarlo? ¿Qué es lo que me excita? ¿Y cómo puedo mantenerlo? ¿De dónde me viene el deseo sexual?

Son preguntas que todas las mujeres nos hemos hecho alguna vez.

Es una gran mentira que las mujeres tengan menos deseo sexual que los hombre, aunque sí es cierto que nuestra libido es más oscilante.

La libido, el deseo sexual, viene integrado en nuestro cerebro y se compone una mezcla compleja que incluye cosas tan dispares como nuestras fantasías, sentimientos y emociones, factores educativos o nuestros niveles hormonales.

Lo que está muy claro es que una vida sexual  activa y satisfactoria tiene innumerables beneficios.

Por eso nuestra libido cambia mucho, especialmente con la edad. Y aumenta con el tiempo, y sobre todo con la experiencia.

Pero sobre todo la libido depende de nuestras hormonas, los estrógenos y la testosterona, una hormona masculina que producen nuestros ovarios, y que es la responsable de que nuestra vida sexual sea intensa.

Así, situaciones hormonales como el pico de estrógenos que tenemos en la ovulación son picos de deseo que se ven anulados, por ejemplo, al tomar anticonceptivos hormonales.

 

Unos de los problemas que más frecuentemente se abordan en la consulta es la pérdida del deseo sexual durante la menopausia.

En esa época, además, la disminución de los estrógenos, se inicia un adelgazamiento de las paredes vaginales, se pierde el tono muscular y la lubricación, disminuyendo mucho la elasticidad. La mezcla perfecta para que las relaciones sexuales no sólo sean poco apetecibles, sino incluso dolorosas.

Se calcula que entre un 25% y un 60% de las mujeres tienen algún tipo de disfunción sexual a lo largo de su vida, aunque en su mayoría (hasta el 85%) son mujeres postmenopáusicas.

Y sin embargo sólo una tercera parte de ellas consulta con un especialista. Nuestro trabajo en la consulta muchas veces es intentar descubrirla hablando en la consulta con la paciente, que, muchas veces, viene por otros motivos.

¿Cuál es la causa? 

Pues pueden, y suelen ser, muchas.

  • El cansancio, la falta de sueño.
  • La relación de pareja: conflictos, tedio, falta de comunicación y de complicidad. Cualquier “bache” en la pareja se refleja en la libido de la mujer más que en la del hombre.
  • Cambios vitales importantes: en el trabajo o la vivienda, la maternidad
  • El cerebro es el motor del sexo, la edad física no siempre coincide con la edad sexual. Una autoestima baja, enfermedades psíquicas, educación sexual deficiente…
  • Alteraciones hormonales: la toma de anovulatorios, la lactancia, la menopausia, son todos estados hormonales bajos que se asocian a una disminución del apetito sexual.
  • Los estilos de vida poco saludables afectan negativamente en nuestra libido: la falta de ejercicio, el tabaco, la ingesta excesiva de alcohol, las drogas.
  • Algunos fármacos como los antidepresivos, algún antihipertensivo, y por supuesto los derivados de la morfina reducen el deseo sexual.

Bien, ya hemos visto qué es y cómo podemos identificar nuestra libido. De qué dependen sus altibajos y cómo podemos controlarla.

En nuestro próximo artículo desarrollaremos las soluciones que podemos darle al problema.

Ayudándonos con determinadas actitudes y planificando, cambiando rutinas, innovando y, porqué no, usando ciertos medicamentos que nos empujarán más a conseguir despertar el deseo sexual, controlarlo y disfrutar de una vida sexual rica y plenamente satisfactoria.

¿Menopausia?… ¡Menopausias a mi!

“Agotada, cada día se me hace un mundo levantarme de la cama, ¡no descanso!. Esos calores me despiertan varias veces por la noche, si a eso le sumo lo que me cuesta conciliar el sueño, cuando suena el despertador estoy como si acabara de acostarme.
Este mes hace ya siete que tuve la última regla. Quizá sea por eso, pero la sequedad vaginal me molesta cada vez más. Por no hablar del poco apetito sexual, ¡nunca me había pasado ésto!, y pensé que nunca me pasaría, pero aquí estoy, aceptando que ni puedo ni me apetece.
Y tengo que reconocer que estoy irritable, ¡hay días que no me aguanto ni yo!.
Pero tengo que seguir el ritmo, aunque me cueste cada día más concentrarme en el trabajo.
Encima llego a casa y todo sigue ahí, los hijos, adolescentes, agotadores, la casa, y mi marido, al que estoy descuidando últimamente. No es que no quiera, es que no puede entender lo que me pasa, casi no puedo ni yo.

¿Va a durar mucho esto?”

 

 

Estas reflexiones, que nos asaltan en los primeros momentos de nuestra época menopáusica, son universales. No cabe duda de que es una fase muy difícil, en la que hay que buscar apoyos entre los más cercanos, aunque no siempre funcione. Y para eso está ahí el ginecólogo de “cabecera”.
No debemos desfallecer, lo cierto es que es una fase por la que hemos de pasar obligadamente, así que intentemos hacerlo de la mejor forma posible, sufrir lo mínimo y poner remedio a todo lo que podamos para salir airosas.
El insomnio, la falta de descanso es subjetiva y real, lo podemos solucionar fácilmente con relajantes o hipnóticos suaves. Además, descansar mejor nos ayudará a controlar esa irritabilidad extraña y constante y podremos rendir más en nuestras ocupaciones diarias.
Más fácil aún es el remedio para la sequedad, tanto la de la piel como la vaginal. Fácil y accesible el remedio y muy eficaz en nuestro día a día. Qué duda cabe que vernos guapas en el espejo, sentirnos atractivas y deseadas, y poder tener relaciones sexuales satisfactorias nos va a proporcionar una calidad de vida magnífica.
Y como colofón, el ejercicio diario es esencial; nos evitará ganar peso, nos ayudará a relajarnos por la noche para conciliar el sueño y nos hará sentirnos mejor con nuestro “nuevo cuerpo”.

Está claro que será difícil llegar al nivel de mujeres impresionantes con Sharon Stone o Madonna, pero ¡tenemos que intentarlo!.

Esplendor a los 50

Todavía hoy hay muchas mujeres que temen su visita al ginecólogo.
En mis años como especialista me he cansado de oír eso de “usted y el dentista es lo que peor llevo”.

Es evidente que tendremos que preguntarnos qué hacemos mal porque, en esencia, la visita al ginecólogo debe servir de ayuda, para resolver dudas, para preguntarle al especialista las cosas que le pasan a nuestro cuerpo que no entendemos.
Un cuerpo, el femenino, en constante cambio, ondulante: ondas cortas mensuales y dos muy profundas; una en la adolescencia y otra en la madurez.

Esta última, la de la madurez, la tan temida menopausia, que nos hace sentir insultadas, envejecidas, avergonzadas.
Vivimos en una sociedad en la que “ser menopáusica” implica, en su sentido peyorativo, ser vieja, irritable, inútil. … ¡Nada más lejos!.

Las mujeres entorno a los 45 o 50 años estamos viviendo una plenitud profesional y social.
Si son madres sus hijos ya no dependen tanto de ellas, si están casadas su relación es más reposada, más cómplice, más sencilla, y si son profesionales normalmente están llegando a su máximo estatus y reconocimiento.

 

“…qué bonito, ¿no?… pues en medio de mi plenitud social y familiar me atizan unos sofocos que me dejan hecha un asco, sudada y cabreada.”

 

Pues para eso están esas visitas al ginecólogo.
Nosotros estamos aquí para que esa época no sea una pesadilla y un infierno de síntomas desagradables. Además de que, en esta época, se hacen más importantes que nunca las estrategias de prevención del cáncer de mama, ovario y cérvix.

La menopausia no es un deterioro, es simplemente un cambio.
Si, es cierto, un cambio profundo, lento y en muchos aspectos, difícil.

Pero tu ginecólogo está ahí para ayudarte a entenderlo, aceptarlo, combatir sus síntomas y seguir adelante, convirtiendo el temor al cambio en el esplendor de los 50.